Haces una ensalada y le pones tomate, cebolla, maíz... todo lo que quieras, pero cuando vas a poner la lechuga, abres la nevera y no tienes, si, es cierto que tienes todos los demás ingredientes pero la lechuga no la tienes...¿y ahora que haces?.
Si, le puedes echar canónigos o espinacas, pero no tienes lechuga, tu ensalada ya no puede ser igual, ya no sabrá a ensalada de tomate, lechuga, cebolla, maíz... estará buena si, pero no sabrá igual...No sentirás como cruje en tu boca, ni su frescor en tu paladar, no la veras tan verde y tan alegre cuando mires tu ensalada...no la tendrás ahí...
Quieres tu ensalada con lechuga, sino no será igual...y entonces te quedas como bloqueada pensando que hacer con tu ensalada, que va a ser de tu ensalada y de tus ingredientes...Ya nada será como antes, no tienes lechuga...
Y piensas en ella.... como es, su color, su textura, su olor...como era cuando la lavas con cuidado para no lastimar ninguna de sus hojas, como era cuando la cortabas con suavidad para que no perdiera su crujir, como brillaba como una actriz en el estreno de su mejor película cuando la abrigabas con aceite y la maquillabas con sal...
Ay!... lechuga... como te echo de menos... Como no he podido darme cuenta de que no te tenia... Como he podido estar tan ciega y dar por echo que estarías ahí, en la nevera, como siempre...
Perdoname lechuga por no haberte dado a veces los ingredientes que te mereces...perdoname...
Te quiero lechuga
;)
lunes, 7 de julio de 2008
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